Les comparto este artículo que me envió un buen amigo.
Las Pérdidas y el Proceso de Duelo
La vida está hecha de pérdidas. Desde que nacemos, vamos aprendiendo que para dar un paso, tenemos que dejar algo atrás. Así dejamos el útero, dejamos el pecho materno, dejamos los pañales…
Aprender a sobreponerse de las pérdidas propias de la vida es fundamental para poder enfrentar esas otras pérdidas: aquéllas para las cuales nunca estamos preparados.
Estas pérdidas pueden ser la muerte de un familiar, especialmente grave es la pérdida de un hijo; la pérdida de un trabajo, especialmente cuando se trata de una ocupación de muchos años, entre otras.
¿Cómo enfrentarlas? Claramente no hay recetas, el dolor, la sorpresa, la sensación de desorganización, provocan las más variadas reacciones en las personas. Las más típicas se parecen bastante a una depresión, pero no lo es:
- Pérdida de interés
- Pérdida o aumento del apetito
- Disminución del deseo sexual
- Tristeza
- Trastornos del sueño
Sin embargo, siempre es bueno saber que al perder algo que nos es muy querido pasamos por una serie de etapas no lineales:
1. Negación: es como un estado de shock, donde uno no cree que realmente está viviendo lo que le está pasando. Se intenta evitar enfrentarse con el dolor.
2. Rabia: hay un enojo con la vida, con la divinidad o con el destino. Se intenta buscar explicaciones y culpables.
3. Tristeza: a ratos el dolor invade. Somos conscientes de que hemos perdido algo querido y sufrimos.
4. Reconciliación: se comienza un período de adaptación a la nueva situación, el estado de ánimo es cambiante, pero empieza a haber mayor tranquilidad.
5. Aceptación: Finalmente se acepta la pérdida y de a poco se van retomando las actividades cotidianas.
Estas etapas se entrelazan de las formas más variadas. Lo mismo ocurre con cuánto dura cada fase.
La cultura, la personalidad, las condiciones en que se dio la pérdida determinan la manera en que se expresa un duelo.
¿Debo consultar al psicólogo o un guía espiritual ante una pérdida?
Esta respuesta va a depender absolutamente de la persona en cuestión, de cuánto apoyo tenga en su vida o cuán sola se sienta y de la magnitud de la pérdida. Pero si decidimos pedir ayuda , el guía Espiritual o el psicólogo podrán acompañarnos y apoyarnos en nuestras etapas, ya que éstas son un proceso normal, que no requiere un tratamiento psicológico propiamente tal ya que es un proceso que entendido desde la perspectiva de Dios con Fé se logra entender y cambiar la pregunta ¿porque? al ¿para que?
Ahora bien, existen ocasiones en que un duelo se complica, es cuando se llama “Duelo Patológico”, entonces las manifestaciones clínicas son más relevantes: humor depresivo, ansiedad, preocupación, sentimiento de incapacidad para afrontar problemas y el futuro, y un cierto grado de deterioro en la vida.
Además, el periodo de duelo se extiende. Algunos autores hablan de 6 meses, otros de un año. Cuando se trata de un hijo pueden ser 2 años. En perdidas laborables los tiempos son similares No obstante, las fechas no son un criterio determinante.
Por lo tanto, es importante que nos sintamos acompañados y queridos en estos momentos difíciles.
Un dolor tan grande nos puede derrumbar si nos dejamos estar. En cambio, si se nos apoya incluso podemos salir fortalecidos.
Lo mas importante es avanzar segundo a segundo minuto a minuto dia a dia vencer los miedo con confiamza y fe en Dios.
Los cambios nos fortalecen para crecer.
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